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Querida yo futura,
Hoy es sábado 4 de septiembre de 2021, y este mismo martes empiezo la universidad.
Te escribo porque en unos días comienzo una nueva etapa que tú ya habrás acabado, y me dirijo a ti en segunda persona porque aunque seamos la misma, estoy segura que seremos a la vez personas diferentes.
Me gustaría que echaras la vista atrás y te acordaras de mí, la chica que lleva fantaseando con ir a la universidad desde primero de bachillerato, en la cuarentena, donde sentía que tenía que cambiar de aires, conocer gente nueva, vivir la vida universitaria, enamorarse tal vez. La que sentía que no quería separarse de sus amigos, pero a la vez sentía unas ganas irremediables de comenzar amistades nuevas, sin que nadie la conociera, empezar de cero.
No puedo quejarme porque considero que he tenido muchísima suerte con mis amigos del instituto, los quiero muchísimo y realmente creo que ellos también a mí, pero la rutina me consume, creo que con ellos ya he compartido las cosas que tenía que compartir; mis años en el instituto son suyos, y me alegro millones que sea así, porque son gente que realmente vale la pena.
Ya no nos veremos todos los días, pero cuando lo hagamos será bonito compartir nuestras vidas y reírnos como antes, y ver como cada uno de nosotros va consiguiendo sus objetivos en la vida.
Ahora no puedo parar de imaginarme cómo será mi primer día en la universidad, como conoceré a mis amigas, a mis amigos, con los que compartiré mi vida estos años, y quizás, como conoceré a la persona que me muestre por primera vez lo que se siente cuando las mariposas en el estómago son correspondidas.
No puedo parar de imaginarme todo lo que creceré como persona, la cantidad de cosas que aprenderé sobre nosotros, sobre como funciona nuestro cerebro, sobre como funcionamos como sociedad y sobre como funcionamos con nosotros mismos. Psicología no es la carrera que siempre soñé desde niña, pero desde que hace un par de años decidí que quería saberlo todo sobre este interesante campo, sé que tengo unas ganas terribles de empezar y no me asusta todo el tiempo que tenga que dedicarle, al menos por ahora.
No puedo parar de imaginarme todos los momentos especiales que viviré; las fiestas universitarias, las escapadas de fin de curso, las tardes lluviosas en una cafetería de Madrid, los paseos por la Gran Vía, las tardes en la biblioteca, las mañanas en el tren; escuchando música, leyendo algún libro o repasando para algún examen, los paseos por el campus; que dudo que alguna vez me lo vaya a recorrer entero, la posibilidad de que haga algún voluntariado; que es una experiencia que me encantaría vivir, las anécdotas graciosas en clase, las prácticas en otros centros, el sentimiento de alegría al acabar el último examen y hasta los momentos en los que solo quiera estar con mi música y con nadie más.
Así que, en realidad, el motivo por el que te escribo es para que todas estas imaginaciones las conviertas tú en recuerdos. Quiero que recuerdes el primer día; más cerca mío que tuyo. Quiero que recuerdes la primera vez que te montaste en el tren hacia la universidad, qué sentiste al pisar la facultad, qué fue lo que más te llamó la atención, y de ahí en adelante, quiero que te pares a recordar detenidamente todo lo que puedas de estos cuatro años, hasta que esos momentos que parecían olvidados vuelvan a tu memoria una vez más.
Quiero que sonrías al recordar los buenos momentos y que sonrías al recordar lo que aprendiste de los malos y quiero que visualices el día de tu graduación y te des cuenta de todo lo que has vivido, todo lo que has conseguido y te sientas orgullosa por ello.
Hasta dentro de cuatro años.
Un abrazo muy fuerte.
Te quiero.
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