A letter from September 28th, 2016

Naniuskita, me pediste que no hiciera nada a tus espaldas, y no sé si esto se considera como tal, pero necesito desahogarme, y voy a usar la distancia que otorga el tiempo para ello. Dicen que bastan 21 días para crear un hábito que permanecerá para siempre en tu vida. Bien, han pasado esos días desde que los psicólogos te alejaron de mí, y casi dos meses desde la última vez que nos vimos y hablamos, y no te olvido. Te pienso a diario. A cada minuto que pasa te echo de menos, y necesito verte, hablarte, contarte mis problemas...En definitiva volverme a unir a mi mitad, que eres tú, y sin la cual ya no vivo. Tengo mucho miedo de que no vuelvas, de que los psicólogos te convenzan de que no te convengo, o que descubras que tu vida es mejor sin mi. Te amo tanto...Más a cada dificultad. Pero ahora mismo también estoy muy enfadado contigo. Pero nos veremos y no podré decírtelo, porque lo que intentaste hacer fue muy reciente, y estarás débil y te daré todo mi apoyo. Nada me importará, y estaré feliz porque estás ahí, porque has vuelto, y querré quererte nada más. Estoy enfadado porque me has hecho prometerte que te guarde un secreto más grande que yo: lo que has intentado hacer es una losa que no puedo cargar yo sólo. Por eso estoy triste, enfadado, aterrado a cada rato, y nadie lo entiende ni puedo explicar porqué. Nadie puede saber que me siento así. Entiendo que has querido dejar de sufrir de una vez, pero no entiendo cómo has preferido ese camino a probar estar conmigo. Con lo que te quiero...Con lo que me has querido. El simple hecho de pensar que podrías faltar ahora mismo me roba el aliento...Y no lo pienso pocas veces. Sin tí estoy más náufrago que nunca, más perdido en esta marea de sentimientos a ratos contrapuestos, a ratos complementarios. Pero siempre he sabido que al volver a mirarte encontraría la calma y nada en el mundo importaría. LA diferencia es que ésta vez no sé si habrá próxima vez, y sé que ha podido no haberla. Esta vez no tengo nada a lo que agarrarme, y me hundo. Por favor, vuelve. Quiéreme como siempre, quiéreme como nunca, y no te vuelvas a separar jamás de mí.