A todos los diciembres que he vivido: 2024.

31 / diciembre / 2024 AAA YA SÁQUENME DE ESTE AÑOO AJZANJNS; no es cierto, en parte sí en parte no. He vivido muchas cosas estos últimos 12 meses, cosas mágicas y cosas apagadas, me siento a veces en el centro de un problema sin salida, pero confío en que para el próximo año, en algún punto, estas situaciones tomen un rumbo mejor, que conozcan su propio camino así como yo marcar mejor el mío. Me gustaría saber el futuro pero al mismo tiempo da miedo, ¿no? Porque al saberlo se vuelve imparable, indestructible, inalterable. ¿Es mejor vivir en la intertidumbre? No, en realidad no, pero no es como que haya opciones o alternativas, sería bueno tener una luz guía que apunte las predicciones vagamente, como desenfocadas, pero lo suficientemente claras como para amortiguar el impacto de las caídas, de los dolores. Si alguien me preguntara en este momento cuál ha sido el diciembre más feliz que he vivido no sabría qué responder; recuerdo aquellos de los que nos escribí jamás una palabra. como aquel de 2021, cuando comencé a hablar con Mitch y el Cedart no tenía un recuerdo místico como ahora. Ahora que lo pienso, todo lo nuevo es siempre doloroso, y si bien el tiempo no hace gran cosa somos nosotras las almas las que acumulamos resistencia, sabiduría, fuerza. Todo está en nosotras mismas y eso siente como una bendición y un problema muy grande al mismo tiempo, como diría Taylor Swift, estamos por nuestra cuenta. Recuerdo también el diciembre de 2022, cuando estaba recién terminado lo de Ketzy, y volví a hablar con Mitch después de un mes de silencio preocupado. 2022 ha sido de los años más llenos de cosas que he vivido, jamás lo superaré, es uno de mis imperios romanos (un pequeño resumen: descubrí que me gustan las chicas cuando me gustó una de mis mas importantes amistades, me volví vegana, comencé a tomar clases de piano, conecté con personas que al día de hoy son de mis más preciados tesoros [4:44 omggg esto le gustaría a Amelie]). No tengo mucha claridad del diciembre del año pasado, quizás contradictoriamente porque es muy reciente, pero recuerdo un recital de Jonathan en la orquesta al que fui con David, el intercambio con Marianita y Omar, un recital en el cedart después de sentirme derrumbada por lo de piano (pero en alto después), y sentimientos encontrados respecto a lo inevitable del fin y su cercanía. Yo sabía lo mucho que cambiarían las cosas este año, en 2024, y ese tipo de sensaciones duelen más porque hagas lo que hagas el tiempo corre como agua, y aunque disfrutes cada día y cada momento, la luz se agota y llega a su fin y apaga todo, y la oscuridad nunca se había sentido más dolorosa y abrumada, como cuando termina un incendio y de él sólo quedan cenizas y humo, gases que al inhalar provocan la muerte. Pero yo no morí, sin embargo todas esas secuelas quedaron en mí, y muchas veces sentí como me quedaba sin aire aunque las situaciones no fueran la gran cosa, ahogada en mis propios pensamientos incluso al aire libre, ¿cuántos ojos no me vieron llorar?, ¿cuántos oídos no han escuchado ya el dolor de mis sollozos? Mi corazón se partió una infinidad de veces cuando todavía no había pegado por completo, una y otra y otra vez, pero entendí que hay maneras de sanar y de ver la vida, entendí que ningún dolor te derrumba totalmente si hay una, aunque sea mínima, cantidad de amor de por medio. Dime, tú que ya viviste todo el año nuevo cuando estos ojos lean estas palabras de nuevo, ¿volvió ese sentimiento? Seguramente un par de veces, pero desde hoy te mando todas las energías que necesites para sobrellevar eso, para buscar una salida, y para llevar a cabo todas las cosas que creías imposibles. Si alguna vez piensas en rendirte piensa en ya todos los obstáculos que hemos superado, en que nada es para siempre, y lo sientas o no amigable el sol y sus rayos mágicos y calientitos siempre te estarán esperando al brotar la primavera o en las faldas del otoño. Mira al cielo y encuentra en las nubes la razón de tus motivos, la fuerza para continuar como la fuerza que enumera tus pasos al levantarte en la mañana, al alzar la voz, al seguir adelante. La fuerza y el amor, la voluntad y el coraje, creo que tenemos todo eso, ¿no? Quizás con la fórmula exacta de las cantidades, y por supuesto, la maniobra para combinarlos sabiamente, entonces todo mejore. De corazón envío de aquí al próximo diciembre de mi vida las agallas para seguir haciendo esto que amo, lograr mis metas (al menos el op. 10 no. 4 por favor por favor), y tener la deshinibición suficiente para ser yo misma y formar y hacer crecer los vínculos especiales con las personas que con las que yo quiero conectar. Creo que no tengo mucho más que agregar, más que el futuro me aterra pero también tiene su deje de emoción, ¿cómo es que el año ha terminado tan rápido? Aun así y a pesar de todo lo que viví y todo lo que sentí, y a pesar de haber creído que el 2024 se había llevado todo lo que amaba, este año fue un año lleno de aprendizaje y de momentos hermosos, siempre es más fácil recordar lo malo porque parece que el rencor se pega mejor a la mente que el amor, pero hoy confieso en estas palabras que sentí mucho amor y mucho cariño, confieso que siento un poco de recelo ante el hecho de abandonar este año, y escribir un 5 al final del 202. Pero está bien, siempre he dicho que el 5 es mi número favorito, e independientemente de eso, los cambios vienen para bien casi siempre, incluso cuando están llenos de dolor y de inceridumbre. La buena noticia es que ya no son nuevos, y me creo más o menos lista para comenzar de nuevo. Mañana el mundo va a seguir girando y va a seguir existiendo de la misma manera, y quizás yo también, pero poéticamente todo habrá cambiado, como los ciclos que al terminar se renuevan con ligereza. Algún día en la navegación digital tal vez alguien encuentre estas palabras, y reconozca o no las letras que adornan mi nombre, espero que la fortuna deambule por sus venas, y que nunca falte amor ni esperanza, ni fuerza, ni voluntad ni coraje para luchar por las promesas, por los sueños, por la vida entera.