A letter from November 13th, 2020

Mi más amada, He tenido tantas cosas en la cabeza y tan poca gana de querer parar a escucharme, ahora tirada en la cama mientras escuchamos I'm not afraid of the dark de Essie Jain me siento contenida y conmovida. ¿Qué te tiene tan renuente a estar en silencio? No lo sé ahora, viene corriendo el día de cumplir 28 años y yo me siento abrumada por lo rápido que corren los días, todo está cambiando constantemente y los sueños que creí tener se deforman para tomar posturas y texturas que me intimidan. Voy dando pasos lentos como si tuviera una pequeñísima lámpara que apenas cubre mis pies en una inmensa oscuridad. ¿Es así para todos?¿Será siempre de esta manera? Me asusta no saber a detalle qué quiero, me viene el recuerdo de la última noche que tomamos ayahuasca. Verme y saberme en medio de tanta oscuridad que me asusta, cuidando la llama de mi corazón, la única llama que me corresponde, me llena de un sentimiento de paz con tintes de melancolía, estamos solos y a la vez no. Ser humana me trae tristezas al cuerpo que siento nunca podré entender, el misterio más grande es existir. Soy Mayra. Soy piel. Soy carne. Soy sensación. Soy un misterio para mí misma y lo más conocido que tengo. No puedo alcanzar más allá. Eso da vueltas en mi cabeza como parvadas de pájaros que vuelan libres con algún sentido desconocido. Cierro los ojos para flotar dentro de mi melodía de cuna favorita, abro los ojos para hacerme cargo. ¿Cuántos antepasados habrán conocido éste lugar? ¿Cuántos después de mi? Viene el silencio y siento el cansancio de mi cuerpo querer acurrucarse en mi misma. Me viene la ternura de una infancia, en la que creía que en este punto de la vida todo iba a estar resuelto. En un sentido sí, lo está. En muchos otros nunca lo estará y después de muchas vueltas llego siempre al mismo lugar, aquí donde resuelvo que vine al mundo sin recordar de dónde vengo, recobrando pedacitos de respuestas a preguntas que cantan en mi pecho desde el principio de los tiempos. Me entrego a la vida en todos sus matices y celebro este paso por el mundo de la mejor y más dispuesta manera que me es posible. Gracias por parar a escucharme.