A letter from August 12th, 2020

La agonía de adolecer Adolescentes quizás pretenciosos, compuestos de incertidumbre y viviendo en la nostalgia de sus cortos años. Inseguros a más no poder pero con el mundo entre sus manos. Intranquilos, ocurrentes y divertidos con la música al palo. Colmados de no indiferencia y negando tener miedo alguno, con ese espíritu de rebeldía interpelados por causas hacia un mundo más justo. Me aterra la idea de pensar que en algún momento de la vida, se deja de concebir el mundo como lo hace un adolescente. Me aterra la idea de pensar que la militancia sea no saber a ciencia exacta si algo va a cambiar a fin de cuentas. Me aterra el mundo pero sé que todavía puedo refugiarlo en el adolecer. No sé, a veces consuela el pensar ¿Qué es lo realmente peor que puede pasar? ¿La muerte? Se me ocurre, quizás hasta es más fácil aunque un poco cobarde, creo. Pero que no pasa nada, repito una y otra vez. No entiendo en qué momento los adultos llegan a serlo o simplemente cuándo queda atrás la agonía de adolecer, y hasta qué punto se empieza a obedecer. Pero que no pasa nada, repito una y otra vez. Ojalá el futuro me encuentre más estable menos inquieta, menos vulnerable. No sé, en el fondo siempre vuelvo a ser la misma nena de cinco años que le da miedo la oscuridad pero que quiere salvar el mundo. en diez dias cumplis años put4, no se si lo pasaremos juntas, ojala si porque es lo mejor de cada cumpleaños, te quiero. leila t, 10/08/2020