Dear FutureMe,

Querido 2020, un año difícil para cada uno de nosotros, para mí... Hace unos días me gradúe, logré aquello que veía en lejanía, logré aquello con lo que soñé tantas veces y aquí estoy. Estoy desorientada, no te lo niego... pero tengo a Dios, ¡tenemos a Dios! Me siento orgullosa de lo que soy, en este tiempo he aprendido a amarme, ¡me amo! increíble por cierto, el hecho de que ahora me de cuenta de mi propio valor, me amo físicamente y espiritualmente, amo el brillo de mis ojos, amo mi sonrisa, amo mi sabiduría, amo mi inteligencia y sobre todo amo mi sencillez, aquella humildad que desde pequeña me han inculcado. Me pido perdón por cada vez que me subestimé, cada vez que deseché todo lo que era, cada vez que quise ser alguien más. Dios es perfecto, Él no tiene errores e hizo de mí una creación increíble, prometo verme con aquellos ojos con los que Él me ve cada día.
Hoy no sé que seré o quién seré en el instante en que me leas, pero sé que cada vez doy un paso a favor, estoy llena de sueños, metas y mi confianza está en Dios para que se haga su voluntad, para que sea Él escogiendo mi carrera, escogiendo mi universidad.
He madurado y se que lo voy a seguir haciendo, se ha llenado un vació que no sabía que existía.

Con todo el amor que Dios me ofrece, te lo doy a ti que en este instante estás leyendo esta carta.